La frustración es un sentimiento que emana cuando nuestros deseos o expectativas no son satisfechos, una sensación de impotencia y malestar. La raíz del problema no es el sentimiento como tal, sino la actitud que tomamos frente a este.
Creemos que la vida debería ser siempre fácil y placentera, cuando en realidad es un trayecto de altos y bajos, y es que si todo fuese perfecto qué gracia tendría? Estas son convicciones totalmente erradas, que nos impiden disfrutarla.
Estamos en la era de la impaciencia y la prisa, una cultura en el que el ritmo de vida es acelerado, pretendiendo una gratificación inmediata. Queremos obtenerlo todo enseguida. Obligamos a los niños a crecer de prisa, caminamos tan rápidamente que dejamos atrás muchas cosas importantes. La capacidad de controlar las adversidades requiere paciencia y lucha con todos, pero sobretodo con nosotros mismos; sino aprendemos a manejarlas y eventualmente superarlas, estamos conduciendo directo a un estado de decepción y abandono de proyectos.
Requerimos paciencia para los grandes problemas, pero sobretodo para los pequeños, porque he conocido personas fuertes que salen avantes de grandes dificultades y sin embargo se deterioran ante pequeñas contrariedades.
Bien decía Pascal “¿Quieres saber qué tan pequeña es la personalidad de alguien?… Averigüe qué tan pequeñas son las cosas que a esa persona le hacen disgustarse”. y los romanos nos repetían que “de contrariedades pequeñas no hay que disgustarse, porque esto envejece, acorta la vida, y daña la salud. La vida es demasiado bella e importante para echarla a perder por cosas de poca monta.”
Cuando un deseo o una ilusión no se cumplen, podemos experimentar sentimientos nocivos que pueden llevarnos a la depresión. Si miramos con otra óptica las dificultades, pueden convertirse en una excelente oportunidad de aprendizaje. Las ganas, la perseverancia y la tolerancia, son requisitos indispensables para afrontar las limitaciones que se nos presenten.
La felicidad no puede estar sujeta a aquello que no obtengo de inmediato. Siempre habrá algo aún más grande fuera de nuestra zona de confort. La vida no está definida por lo que lo que te sucede, sino por la actitud que tomas frente a ello. Aprender a tolerar la frustración, facilita que nos enfrentemos con éxito
a la vida.
En resumen, para triunfar es necesario enfocarse con determinación en lo que se desea lograr, sin importar las piedras en el camino.
¿Cuál es el camino para alcanzar la plenitud?, preguntaban a Buda sus discípulos y él les contestó “El monje al andar, se entrega totalmente al andar; al estar de pie, se entrega a estar de pie… y lo mismo al comer o a realizar cualquier otra acción, se dedica y se entrega con perfecta comprensión a aquello que hace.”
Prestar atención a lo que se hace equivale a tener el control de nuestra mente, el no hacerlo puede ocasionarnos infinidad de tragedias.